La psicología y la psicoterapia han avanzado mucho en las últimas décadas en la comprensión de la mente humana, y en gran parte debido al avance científico en el conocimiento del cerebro y de cómo éste regula nuestra conducta. Sin embargo, Vincurar es un espacio para explorar la función que tienen las relaciones interpersonales en la creación de lo mental y, en concreto, en la construcción de la salud mental. Dicho de forma gráfica: un cerebro aislado no funcionaría, no tiene sentido funcional, no hace una mente. Su desarrollo se debe a que haya “otro cerebro” interaccionando con el primero, es decir, una relación que aporta la seguridad emocional imprescindible para el desarrollo de la identidad y de la salud mental.
Vincurar es un espacio para analizar las implicaciones de un hecho sencillo e indiscutible: la persona tiene un potencial mental enorme pero necesita, desde el primer día de vida y durante toda su existencia, el afecto y el cuidado; Vincurar es un verbo (inventado) que describe la función curativa del vínculo.
Vincurar también es una propuesta que quiere ir más allá de los contextos de ayuda profesional. Es una exploración del poder de las relaciones sin ninguna barrera convencional. Hay ámbitos relacionales que han sido y son esenciales para la propia supervivencia y desarrollo de la condición humana, como la relación de pareja, la relación de apego y crianza, la comunidad y el sentido de pertenencia e identidad. Hay ámbitos que se han designado para la reparación de la salud mental, como es el caso de la psicoterapia. Hay otros ámbitos profesionales que también se han construido para reparar y reconstruir el vínculo de apego, como los programas de acogimiento y adopción. Y hay experiencias de vinculación y ayuda que no están circunscritas a ningún contexto formal. La relación, el apego y el amor a través de la música o el humor son ideas que se experimentarán en este encuentro.